martes, 8 de junio de 2010

He trabajado duro,
me he dejado la piel y las cenizas.
Busqué las yescas,
más tarde encendí el fuego, lo contemplé...
y después no hubo nada:
la misma soledad, las mismas penas,
la misma indefensión,
y muchas decepciones.

Dejé abiertas las puertas y ventanas,
y se escaparon todas las palomas.
Ahora hace frío...
Mas no quiero volver
a encender esa llama.
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10 comentarios:

José Luis dijo...

Antes o después, querida amiga, volvemos a quemarnos: será masoquismo..o ganas de vivir.
Un abrazo, una sonrisa y un beso!

María Socorro Luis dijo...

Ay, Marisa, que me gusta, que me gusta mucho...
Pero ese tono un tanto pesimista...

Muchos besos.

Anónimo dijo...

Cuando ha dado aquello que solo las palomas conocen en su vuelo, cuando uno se ha entregado al fuego y a la risa y la tarde amenaza con lo oscuro y el olvido, es mejor descansar, dejar que pase el tiempo y cuando el corazón mande, volver al vuelo y al fuego.
Un abrazo.
Un poema de verdad hermoso.

Jose Zúñiga dijo...

En fondo, en forma. Melancolía destilan estos versos. Es hora de hacer algo.
Bs

© José A. Socorro-Noray dijo...

Siempre arde la llama,
aunque continúen abiertas las ventanas.

Al final, de esos rescoldos
vuelve a resurgir la vida.



Un beso.

Laura Gómez Recas dijo...

Perfectos y blancos, tus versos advierten de que solo hace falta un poco de viento, un fuelle, un soplo, un suspiro...

Besos.
Laura

ybris dijo...

A veces amasamos con cariño hasta la decepción.
Es un modo de dejar a la poesía lo que la vida con frecuencia no nos recompensa.

Besos.

Marisa Peña dijo...

Mis queridos amigos: escribir no es sólo una forma de pasar el tiempo.Somos lo que leemos, lo que escribimos, lo que sentimos y yo tomé un compromiso con la literatura hace ya mucho tiempo.Me he dedicado a disfrutarla, a estudiarla, a enseñarla y a poner mi pequeña y humilde semilla en este amplio campo en el que unos se pavonean, otros se empeñan en acotar terrenos, y otros pasan desapercibidos a pesar de su grandeza.
No vengo a que me den lo que no es mío.Yo sé mi lugar.Un rincón humilde, tranquilo, donde leer y ser leída por gente afín, incondicionales, buenísimos amigos y gente de paso. Soy feliz así, pero hay cosas que duelen y punto.
La literatura es un mundo fascinante y, para mí, la poesía más aún.A través de la palabra poética el mundo se hace nuevo,(aunque todo ya esté dicho de antemano) comprensible ( aunque, en el fondo, sigamos sin entender nada), abarcable en su infinitud y su grandeza, bello, bueno, verdadero...La búsqueda, el encuentro, la comunicación:con uno mismo y con los demás.Por eso escribo, por eso leo a otros, por eso lloro de rabia e impotencia muchas veces, por eso sigo... Nada más, y nada menos.
Gracias a todos y un abrazo grande y sincero por estar ahí.

Sergio Astorga dijo...

Marisa, ya lo has dicho, en la hoguera se apaga un llama para encenderse otra.
Escoge la que quieras.

Abrazos y tizones.
Sergio Astorga

irene dijo...

Sólo puedo decir que me gusta leer tus poemas, los encuentro reales, sinceros y bellos.
Muchos besos, Marisa.

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