jueves, 25 de septiembre de 2008







Las tardes del otoño
se esconden en los huecos del olvido.


Las tardes del otoño
se refugian en las rendijas de la melancolía.


Las tardes del otoño
saben que llueve a besos en los parques.


Las tardes del otoño
se resguardan del viento en los portales.


Las tardes del otoño
arrastran su nostalgia de hojas secas.


Las tardes del otoño
se engalanan vestidas de tristeza.

Las tardes del otoño,
algunas veces,
nos regalan presagios y promesas.









6 comentarios:

carmen jiménez dijo...

Justo acababa de escribir un comentario en tu última poesía sobre ese otoño que nos llena de melancolía. Pero algunas veces, su belleza nos presagia y nos promete. Ojalá este otoño venga cargado de tan magníficos regalos. De momento, gracias por el tuyo. Es un otoño lleno de esperanza.

Marisa Peña dijo...

Así lo espero. te deseo un otoño de bellos presagios y promesas cumplidas...

juan pascualero dijo...

En el hemisferio sur no aceptamos las tardes de otoño pues despues de tiempo interminable por fin llegamos a la primavera. LLEGÓ LA PRIMAVERA!!!!!!!!

Marisa Peña dijo...

Disfrutad de vuestra alegre primavera mientras aquí caminamos hacia el invierno.Un abrazo

Goliardo dijo...

Pero no hay como las mañanas soleadas y apenas cálidas de otoño, no hay como el crujir de las hojas bajo los pies, y las tonalidades ocre, que son el reino del otoño. Coincido con Juan Pascalero, será porque estamos en primavera, pero para mí deoende de dónde leemos el ciclo de las estaciones: no hay invierno que no termine en primavera. Saludos.

Marisa Peña dijo...

¡Qué afortunados vosotros que otra vez renacéis a la estación de la vida...!Disfruta de las tardes que se alargan.Un abrazo.

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