miércoles, 8 de octubre de 2008




Hoy recorro los surcos
que dejaron tus versos.
¡Qué lejanas ahora
tus palabras de lluvia!



No quiero aquel instante,
porque ya está perdido.
Lo dejamos allí ,
en
un
largo
pasillo
de
silencios
gastados...


Nada me lleva a ti,
pero todo lo ha hecho:
los versos,
el otoño,
el aleteo fugaz de tu sonrisa...

Ya nunca volverá
aquella luz de octubre.

Hoy vuelvo a a la caricia
de tu suave presencia,
mas sé que no es verdad
(sólo un breve destello en mi memoria,
un reflejo, no más).

Aquella luz de octubre
ya nunca volverá...


3 comentarios:

carmen jiménez dijo...

¡Qué largo ese pasillo de silencios, de sombras en la luz de octubre! ¡Qué dolorosas las caricias en la memoria!
Me gusta la composición de tu poesía.
Un abrazo en este mes de octubre lleno de luz hoy.

Marisa Peña dijo...

En la memoria los pasillos se hacen más largos de lo que en realidad fueron... Otro abrazo de luz para ti.

rafa dijo...

Me gusta esta fotografía, y me gusta la poesía.

La foto es bellísima, recoge el instante, único, de la unión, completa, de estos dos seres en la ceremonia del beso, mientras que la vida a su alrededor continua, anodina, sin darse cuenta de lo que esta pasando entre ellos. Magia en un día gris, y la eternidad del momento, merecida.

La poesía es amarga, y no das lugar ni tan siquiera al consuelo de las caricias amables que guarda la memoria, enseguida vuelves a sentenciar que no volverá la luz que tanto añoras. Doisneau nos recuerda con esta fotografía que aquellas caricias siguen presentes, que el tiempo no existe, que puede que haya silencios, pero besos, lo que se dicen besos, los hubo y siguen latiendo.

He tenido que abrir un blog para poder comentarte, a ver si me animo y pongo alguna cosa...

Besos

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