sábado, 13 de diciembre de 2008



No pases el umbral,
no fuerces esa puerta
que protege mi casa
de la intemperie cruel,
del barro, de la infamia.

No quiero tus palabras,
iracundas, voraces.
Me quedo con las otras,
las que un día me trajiste
(palábras pájaro,
palabras mariposa)
y volaron felices
posándose en mis manos

Aléjate de mí
con esa rabia oscura que te inunda,
y olvida ya el camino
que conduce a mi casa,
a mi umbral, a mi puerta.

Acota tus dominios
con tu firmeza grave
con tu elegancia plena,
con tu belleza innata .


Quédate allí, no vuelvas
a este humilde lugar.
No quiero oír tu voz,
ni tan siquiera el eco
que deja en mi memoria.

No quiero ver tu sombra,
jirones de un pasado
No quiero nada tuyo,
ni tu olor, ni tu pelo,
ni tu tibia presencia,
ni tu verbo perfecto,
ni tu gesto sereno.


Nada nos queda ya
que pueda ser salvado.
Ya sólo nos rodean
los restos del naufragio.

34 comentarios:

Orlando Romano dijo...

La belleza puede llegar a ser triste, como este bello poema.

Juanma dijo...

"esa rabia oscura que te inunda"...Son las ocho y cuarto de una mañana que amanece fría, nublada y, ahora, tras leer tu poema, también en su sitio: tranquila y feliz.

Un beso.

© José A. Socorro-Noray dijo...

¡Bellísimo!

Los cuatro últimos versos son sublimes.

Un abrazo

A veces,
demasiadas veces,
los restos de naufragios
vagan en el alma
y no nos damos cuenta
de que en realidad
nos estamos ahogando.

Marisa Peña dijo...

Gracias Orlando, me alegra que te haya gustado. Un abrazo

Marisa Peña dijo...

Juanma, mil gracias por pasarte por mis poemas tan prontito. Un beso muy fuerte

Marisa Peña dijo...

Gracias Noray por venir a mis versos y por tus generosas palabras. Un abrazo

PEPE dijo...

Aunque le vetas la entrada, recuerdas su pelo, su tibia presencia,su verbo perfecto,
su tu gesto sereno.
Las palabras pajaro volverán seguro después de la obligada migración a terrenos cálidos en los que guarecerse del frio invierno.

Bellísimo poema. Como siempre te digo, os envidio a los poetas, porque un día quise serlo, y ya ni me acuerdo de aquello.

Besos y siempre salud.

pepe

Guillermo dijo...

Que duro poema, y sin embargo precioso.

Conoces el poemario Restos de un Naufragio de Natalia Menéndez. Es muy bueno.

Un saludo y gracias por tus visitas.

Borromín dijo...

"Nada nos queda ya
que pueda ser salvado
"

Amanece un día más gris y con esa lluvia persistente que parece no querer irse ni dejarme, aunque sea sólo por unos días.

Un fuerte abrazo.

Marisa Peña dijo...

¡Qué bonito lo que dices Pepe! esperaré las palabras pájaro y soltaré mis cabellos cuando las vea venir... Un abrazo.

Marisa Peña dijo...

Guillermo, claro que he leído a Natalia Menéndez, me encanta. Me dio a conocer su obra una amiga de Avilés y me pareció una poeta sublime. Me gusta que tengamos en común gustos poéticos. gracias por venir a leerme. Un abrazo

Marisa Peña dijo...

Borromín, aunque nada salvemos de los naufragios quedamos nosotros, los supervivientes...Un abrazo desde este sábado gris de mi triste Madrid donde el sol no quiere salir.

Maria Luisa dijo...

Cuando me invaden las ausencias miro a mi alrededor me siento como tu escribes en tu bella y triste poesía.
"Ya solo nos rodean
los restos del naufragio"

Pero sigo: ¡Hay que seguir!
Despiertas tantas emociones en mí.
Gracias.

Marisa Peña dijo...

Siempre seguiremos. La poesía da voz a los sentimientos dormidos. Canaliza nuestras emociones y nos hace sentirnos menos solos, al identificarnos con otros nos hermanamos en el dolor, en la alegría, en la resistencia. Un abrazo muy grande que llegue hasta tu gran corazón.

Alberich dijo...

Otra vez más nos regalas la belleza pura.
Gracias.

Marisa Peña dijo...

Gracias a ti, por tu visita y tus palabras. Un beso

Angeles Fernangómez dijo...

Bellísimo poema que ENSEÑA A DECIR "NO". Hay que aprender también a decir no, cuando el sí no nos conviene. Hay que elegir e incluso arriesgarse. Señalo estos versos: "No quiero oír tu voz,
ni tan siquiera el eco
que deja en mi memoria", tienen mucha fuerza. También me llama la atención cuando dices: "No quiero nada tuyo..." y luego señalas cosas positivas que recuerdas de la persona: su tibia presencia, su verbo perfecto, su gesto sereno. ¿Y por qué no? Bueno es saber que se reconoce lo bueno y por ello no se deja de decir: NO, porque hay balanzas para pesar y so-pesar las cosas.
Besos

Marisa Peña dijo...

Querida Angeles me gusta como interpretas mis versos. Los siento cobrar vida, salir de mí.Es cierto eso que dices de la rotundidad, de saber decir no, ya basta, no me seducirás con tus encantos... Me gusta que vengas y me regales tus certeros comentarios. Gracias por compartir. Un abrazo muy fuerte

Nodicho dijo...

Este poema me ha pillado con mi barco en plena tempestad. Si intuye el naufragio, a veces incluso siento deseos de romper el timón para que todo, al fin, se inunde y pueda transcurrir el tiempo.
De alguna manera, tu poema me anima a seguir adelante.

Marisa Peña dijo...

Claro, adelante siempre. Por muy duros que sean los momentos, por mucho que nos cueste... "¡dejadme la esperanza!" decía Miguel Hernández. Que nadie te robe la esperanza. Un abrazo

carmen jiménez dijo...

Normalmente leo los comentarios antes de escribir el mío, pero cada vez somos más los que te seguimos y mi tiempo sigue siendo el mismo. Asi que permíteme escribirte a voz de pronto lo que tu poema me causa. Luego, tranquila, leeré a los demás y seguiré disfrutando de tu poema de maneras diferentes. Pero la mía, la mía al leerte es esa rapidez con la que fluye el pensamiento, como si todas las palabras estuvieran escritas en sangre y salieran a borbotones, pero exactamente en orden. Palabras llenas de pasión, llenas de pena, de rabia, de alivio. Y por fin, el cierre final. Esos restos de un naufragio. Por éso decía yo hace poco que me quedo en ese momento donde las palabras de pájaro, palabras de mariposa volaron felices posándose en mis manos.
Un placer sentir cada emoción que me inspiran tus versos.
Un honor conocerte Marisa.

Marisa Peña dijo...

Mucho más que un honor un regalo Carmen el habernos encontrado, conocido y compartido. Tus palabras son para mí un aliento necesario, me gusta saber que vienes, que me lees, que yo te leo y que la palabra nos hermana con un hilo invisible de afecto y autenticidad. Gracias por todo lo que me has aportado. Un abrazo

Sergio Astorga dijo...

Marisa, antes que naufrage mi comentario de dejo mi saludo.
Abrazos antes del umbral.
Sergio Astorga

Marisa Peña dijo...

Sergio espero que pases sin llamar porque siempre eres bienvenido. Otro abrazo muy fuerte

Anónimo dijo...

Entrar en tu blog es como posarse en las ramas junto a las palabras pájaro que salen de tu alma. Abajo, el suelo helado apenas ofrece alimento.
Gracias por poner este árbol en medio del mundo. Los árboles de navidad a mí no me dicen.

Un beso.
Codorníu

Marisa Peña dijo...

Muchas gracias por tus palabras, que se posan sobre mis ramas heridas y me hacen sonreír. Dicen que los celtas adornaban los árboles en el solsticio para que se sintieran abrigados y volvieran a renacer en primavera.Compartir palabras contigo es todo un lujazo. Un abrazo querido amigo...Gracias por venir

Popi dijo...

A mí, los restos de mi último naufragio me dejaron barquitos de papel, un río de aluminio, velas faro y una cama vacía. Ahora, todo eso se ha transformado en indiferencia y un no sentir que empieza a cansarme. Bueno, y la soledad, que me gusta tanto como estar acompañado. Será por eso, digo yo.
Buen poema, pero eso no es noticia aquí.
Un beso, poetisa.

Marisa Peña dijo...

"Velas faro y una cama vacía"... En fin, un día uno vuelve a hacerse a la mar y recompone todo en su corazón a la espera de otra primavera. Un abrazo y gracias, de corazón, por estar ahí...

Miguel Ángel Yusta. dijo...

Las "palabras-pájaro, palabras-mariposa" ¿no lograrían salvar los restos de ese naufragio?
Gracias por tus palabras...ya voy mejor. Tengo el corazón de un adolescente pero se ve que el cuerpo, no....Besos.

Marisa Peña dijo...

Me alegra mucho que vayas mejorando. Tu corazón es un lujo, sensible, profundo y lleno de palabras hermosas. Gracias por estar ahí. Un beso muy, muy fuerte

Ricardo Fernández Moyano dijo...

Me encanta tu Blog Marisa y este poema me llena de melancolía.

Marisa Peña dijo...

Pues bienvenido Ricardo. me alegra que te guste. Un saludo y ven siempre que quieras.

Marta Fernández Olivera dijo...

que verdades tan rabiosas Marisa,
"No pases el umbral"... que tu sombra me mata el alma.
"No quiero tus palabras"...feroces, hambrientas de sed de mal que desangran mi corazon.
"Alejate de mí"..pero mirame a la cara para poder yo ver que de verdad marchas de mí, de aquí..y que no dejas rastro de tu rabia.
Cada palabra tuya me dice muchas cosas y podría continuar Marisa, es todo tan real...
Un abrazo.

Marisa Peña dijo...

Me gusta mucho lo que dices y me haces sentir que mis versos llegan y traspasan este rincón...
Un abrazo

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