Para que tú me amaras,
cumpliría de nuevo 17
y me sentaría en aquel banco
con las piernas muy juntas
(temblando de frío y de impaciencia.)
Para que tú me amaras,
volvería a ponerme aquel sombrero
y la bufanda gris...
Para que tú me amaras
doblaría de nuevo
las esquinas del tiempo.
Para que tú me amaras,
por mucho que me empeñe,
nada puedo hacer ya...
6 comentarios:
Hay cosas que ni aún con la máquina del tiempo creo que pudieran conseguirse. Porque en el amor Cupido o Eros... vayamos a saber si es romano o griego... cruelmente suele lanzar la flecha en una única dirección.
Al final quiero soñar que existirán más flechas y hasta alguna con doble dirección coincidente, aún así, como bien decía Benedetti:
"[...]aquello que necesito ya lo he encontrado
pero aún ¡¡¡Te sigo extrañando!!!."
¡Qué bonita la cita de Benedetti! ¡Y qué cierta! La suscribo plenamente. Un abrazo.
Que belleza Claudia. Me pusiste a temblar. Gracias!
Gracias por tus palabras Juan. El fin último de toda poesía es emocionar y transmitir.
me ha gustado. Me recuerda a versos de Angel Gonzalez.besos
Madre mía...¡Angel González! Mi maestro, uno de los grandes. No podías haber dicho nada que me emocionara más. Gracias Mª José.A ver si te pasas por mi otro blog y te animas a participar en la sección de libros que nos marcaron. Un beso muy fuerte.
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