lunes, 25 de agosto de 2008


Ante la muerte inesperada,ante el dolor ajeno,
¿qué podemos hacer? Tal vez muy poco -o nada-.
Todo acontece allí, detras de los cristales.

Mientras nos deslizamos va cambiando el paisaje.
Las guerras, las catástrofes,las penas cotidianas,
los valores bursátiles, las crisis...

El hombre sufre, irremediablemente.
Es una cruel certeza que la historia confirma:
grandezas y miserias, mitos, héroes y dioses,
gestas, heroicidades, masacres, catedrales,
rayos de luna y sombras.

Todo confluye en una misma historia.
Los dioses de la vida, los dioses de la muerte,
moldearon del barro su criatura.

Tentada por los frutos del árbol de la ciencia,
buscando el fuego y la palabra.

Capaz de ser mezquina o generosa,
de entregar su propia vida
o arrebatar, sin piedad, vidas ajenas.

Ecce homo: ¡creced y multiplicaos!
¿Por qué nos pesa tanto el nombre de los muertos?
Si no tuvieran nombre, ni rostro, ni ascendencia...

El hombre sufre: es cierto.
Y ese dolor atávico surca el inexorable paso de los siglos
como un río sin cauce y sin orillas, desbordándose.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Saber todos los nombres y ver todas las caras de todos los muertos, qué maldición sería. La ignorancia nos salva cada día.


SI

Si te murieras tú
y se murieran ellos
y me muriera yo
y el perro
qué limpieza.

Idea Vilariño

Marisa Peña dijo...

Es verdad.La ignorancia es un bálsamo estupendo, junto con el olvido. Un abrazo.

O Meigallo Azul dijo...

El hombre sufre. "Hurts" Johny Cash.

Marisa Peña dijo...

Precioso tema. Volveré a escucharlo. gracias por el comentario

Marta dijo...

Se me pone la piel de gallina. Estoy muy sensibilizada con la muerte en estos momentos.

Un beso grande, Marisa.

Marisa Peña dijo...

Queridisima Marta. Tus palabras son siempre bienvenidas. No sufras más de lo inevitable.Cuídate mucho.

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