Se abrió paso la luz
por los oscuros huecos.
El olvido cedió su territorio.
Los recuerdos se instalan,
construyen recovecos, galerías,
levantan altan torres,
y cúpulas inmensas,
puertas acristaladas
y largos corredores.
La claridad inunda cada esquina.
Todo es luz cegadora
en la serena estancia,
todo es lo que ha de ser, ni más ni menos:
así, sencillamente,
perfecta arquitectura del recuerdo.
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11 comentarios:
A veces los recuerdos pueden también ser un ejército de termitas, arruinando.
Abrazos.
El olvido (a veces) se rinde ante la luz de la memoria.
Hay recuerdos que son muy persistentes.
Bello poema.
La arquitectura del recuerdo es un cúmulo de arcos, esquinas y recovecos apasionante.
Un poema precioso.
excelente construcción...
Los recuerdos...me gustan los recuerdos. Coincido, creo que son luz; siempre. Precioso y rico poema, amiga. Un abrazo.
Qué sencillo y, por sencillo, qué complicado.
Un beso,
Laura
abrazo y agradezco a los recuerdos haber sido. Como única pertenencia indefectible. El mañana aún no llegó.
Lúcidos momentos, Marisa. Luminosos. Besos
Aunque no necesariamente pertenezca a un psicólogo o a un arquitecto, la memoria casi siempre se construye a si misma de manera selectiva. Y se adorna de lo que le parece mejor. Y, como siempre, el olvido está lleno de memoria.
muy buen poema! saludos.
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